viernes, 24 de agosto de 2007

Terquedad Con Un Objetivo

Hace algunos días viaje a la ciudad costera de Villa Gesell y me encontré con una historia muy particular, la historia de Don Carlos Gesell. La historia de cómo fundo la ciudad en donde sólo había grandes dunas de arena que se movían de un lugar a otro llevadas por el viento como un potro salvaje es llevado por sus impulsos.

Don Carlos –Como le dicen los habitantes de aquel lugar- compro estas dunas con la esperanza de forestarlas y conseguir así la madera que necesitaba para la fábrica de muebles de la familia. Pero lo que empezó como un proyecto de trabajo se convirtió en su proyecto de vida.

Para empezar, las inquietas dunas cambiaban el panorama todos los días llevándose cualquier cosa que uno plantara. Así que Gesell comenzó haciendo lo mas importante y determinante, construyó una casa y le puso una puerta en cada punto cardinal para asegurarse de poder salir de su casa sin importar donde estuvieran las dunas (La casa de las cuatro puertas) y a la vez estaba decretando que no se iba a mover de ahí.

Luego empezó el trabajo, pero él ya sabía que para poder plantar iba a tener que fijar esas indomables montañas de arena.

La historia es mucho mas larga de lo que puedo detallar en estas líneas, pero resumiendo, fijo las dunas con gramilla, sembró Pinos rodeados por Acacias y luego de 10 años de trabajo empezó a ver los frutos de su trabajo. Y en este punto te pido que vuelvas al renglón de arriba y vuelvas a leer. Sí, 10 años, no fueron 2, ni 4, ni 6… 10 años de trabajo para sólo empezar a ver la punta del ovillo.

Ahora, piensen en esto. No fueron nada fácil para este fundador seguir adelante. Para empezar, su esposa lo deja porque cree que esta loco y va a terminar en la ruina. Cosa que plantaba se moría por falta de nitrógeno en la arena o se lo llevaba la misma arena. Lucho a pesar de que todo el mundo le dijo que iba a fracasar. Peleó, peleó y peleó.

Eso me hizo pensar mucho en algo que aprendí en el mismo viaje. Alguien me dijo que “el la perseverancia produce sufrimiento y el sufrimiento el carácter”, y que “perseverancia es terquedad con un objetivo”. Entonces me di cuenta de que eso es lo que veo en Carlos gesell, o ¿creen que él no vio la adversidad, los problemas, las contrariedades? Las vio y siguió adelante como alguien que se pone terco por un capricho. La diferencia es que el tenia un objetivo y sabia que no podía parar hasta concretarlo.

En la vida encaramos muchos proyectos y desafíos, pero pocas veces estamos dispuestos a sufrir por aquello que queremos ver realizado. Pocas son las veces que sacrificamos todo y seguimos aunque todo el mundo diga que no se puede. Podemos dudar y llorar, pero debemos seguir. Don Carlos también dudó ¿Qué? ¿Don Carlos dudó? Me contaron que un día, cuando ya estaba cansado, El Fundador miro al cielo y dijo: “Dios, voy a caminar 200 metros y si no encuentro aunque sea una plantita, dejo todo. Si la encuentro significa que tengo que seguir”, ¿saben lo que pasó? Sí, encontró la planta y siguió trabajando.

Nunca abandones tus sueños y tus objetivos aunque duela, aunque te digan que estas loco, aunque te dejen y todo parezca ir mal.

Quien sabe… caminando, un día, podrías encontrar una planta… y seguir.