Este dialogo se desarrollaba entre el famoso paleontólogo, Dr. Grant y un niño al cual acababa de rescatar:
- Tengo la teoría de que existen dos clases de persona. Aquellos que quieren ser astrónomos y los que quieren ser astronautas.
- Yo quiero ser astronauta
- No entiendo por qué alguien querría ir al espacio. Es muy peligroso. Haces una sola cosa mal y estás muerto. Los astrónomos estudian esas cosas increíbles desde un lugar completamente seguro. Y verdaderamente, todo lo que realmente necesitas aprender, lo podes aprender desde el suelo. La diferencia entre imaginar como deben ser esas grandes cosas y ver como realmente son es estar dispuesto a tocarlas.
Y si lo pensamos, la vida misma es así. Todos los días, debajo del sol uno puede elegir ser un seguro astrónomo que nuca correrá peligros o un astronauta que podría morir ante el menor error. El problema es que el astrónomo jamás vera de cerca una estrella, nunca pisara la superficie de otro planeta o de la luna y probablemente el único pedazo de roca extraterrestre que tendrá en sus manos será de algún meteorito que cayo accidentalmente en la tierra.
Todos los días corremos riesgos. Cada mañana al despertar debemos elegir que camino seguir y podríamos lastimarnos, caernos y rodar por el suelo. Pero no puedo imaginar una vida en donde los únicos riesgos que tome sean: qué color de ropa uso hoy para no quedar mal; qué comer para que no me caiga mal; con qué amigos hablar para que no hablen mal de mi.
Correr riesgos duele, no solo duele la consecuencia. Y vivir para ver cumplidos tus sueños, definitivamente duele. Luchar cada día por ver cumplido lo que anhelas tal vez te cause dolor, como le causa dolor a la mariposa hacer fuerza para salir del capullo. Pero es esa fuerza la que produce que sus alas se formen.
Y como escribí hace poco tiempo: “alguien mas no dejo un ejemplo que no tiene punto de comparación en cuanto a Pasión.... le decían el carpintero, el hijo de José.... El pago un precio que nadie podría pagar por ver su sueño (y el de su padre) realizado.
Y acá estamos todos hoy gracias a El.”
Vivir por mis sueños implica pagar un precio que puede ser alto. A veces se pierde mucho mas de lo que uno quiere pero estoy seguro de una cosa: vale la pena.