jueves, 23 de julio de 2009

Ecuacion para la vida

Alguien dijo una vez “no es bueno que el hombre este solo” como si se tratara de la ecuación que da base a toda la sociedad, y si pienso en aquel axioma que dice que la familia es la unidad mínima de toda sociedad, entonces pienso que la ecuación no esta para nada equivocada. Pero desde que esa frase fue oída en el principio de los tiempos, resonando en la eternidad, algo paso con esa ecuación. Algo que no debió pasar. La ecuación se fue tergiversando y cambiando a un estado casi irreconocible. Alguien puso un menos donde había un más y una barra divisora donde había un signo de multiplicación. Una suma tan sencilla se convirtió en una inecuación de resultado incierto.

¿Qué quiero decir con esto? Déjenme ilustrarlo: Suena el silbato de las 5 de la tarde, la jornada de trabajo termino una vez más. Los obreros de la metalúrgica de la ciudad van hacia la salida esperando sentir el sol, ese sol que los hace sonreír porque es la señal de que están volviendo a casa. Don Antonio también sale con cierta satisfacción de la fábrica, pero no es porque esté el solo ni porque sea viernes. Tampoco es porque va a ver a sus compañeros de Truco el sábado por la tarde. Hay algo más, algo que solo podría comprender alguien que haya vivido sus años y compartido tantos momentos con Eloísa. Su amada Eloísa con quien había estado casado ya por 35 años y a la que aun ama como cuando tenía 20. Don Antonio camina por el borde de la calle, mirando el suelo, oliendo los aromas de la primavera y pensando en los brazos de su amada que lo esperan en casa. Sí, cada vez que Antonio llegaba, su esposa lo recibía con un abrazo que lo hacía rejuvenecer de todos los años que vestía y por algunos segundos ellos eran los mismos jóvenes, aquellos que se conocieron en la vieja plaza del barrio una tarde de abril. Ellos ya no se preocupan por educar hijos. Sus hijos son mayores y fueron enseñados en todo de la mejor manera que Antonio y Eloísa podían hacerlo, y eso los había convertido en grandes hombres y mujeres que enseñaban a sus hijos lo que habían aprendido.

Eloísa siempre esperaba a su querido Antonio con unos mates para que él le contara como había estado su día de trabajo y ya tenía la cena a medio preparar para que pudieran comer juntos y descansar para seguir al otro día. El amor que hay entre ellos podía sentirse en el aire y es seguro que sus hijos seguirían ese ejemplo para estar siempre junto a sus familias enseñando los valores y todo el amor que habían sido sembrados en ellos por sus padres.

¿Les suena irreal? ¿Poco familiar? Sin embargo había un tiempo en que asi eran las cosas para todos y aún hoy todavía existen familias que creen en estos valores. Hay gente que rescato la ecuación de algún libro viejo y supo como resolverla para tener mejores resultados. Sin embargo hoy el común denominador de la sociedad es personas que no quieren compromiso, jóvenes con miedo a la responsabilidad de tener una familia, chicos que prefieren estar a las 5 de la mañana en la calle que cenar con su familia, matrimonios que se separan por diferencias o peor aún, porque “se acabó el amor” y es mejor buscar algo nuevo… eso sí, cada uno por su lado y cientos de personas solas porque la sociedad se volvió tan superficial que la mayoría no acepta a los que tiene alrededor porque no se ven como ellos mismos.

Un menos donde había un más y una barra divisora donde había un signo de multiplicación. Es lo que veo en la sociedad… una sociedad que ya no recuerda que sin familia, ella misma no existe y sin amor es imposible sustentar una familia de manera permanente. Y no hablo de vivir de amor. Todos necesitamos trabajar, ganar dinero, sustentar el cuerpo, pero hablo de una idea mas profunda, mas primitiva… una que viene desde el principio y es un principio en si mismo: el amor que va mas alla de cualquier razonamiento. Solo ese amor hace posible a la familia, hace real la historia de Don Antonio, que por cierto es un historia que se ha repetido miles de veces en la historia y se sigue repitiendo porque hay gente que todavía lee ese viejo libro. Hay gente que todavía entiende el significado de la ecuación y como resolverla. Y si prestamos atención y leemos atentamente, si podemos encontrar el libro e ir a la página correcta, tal vez podamos tomar la goma, borrar los viejos resultados equivocados y con lápiz afilado escribir la ecuación como realmente es. Solo entonces vamos a obtener el resultado correcto y solo entonces podremos entender que familia, sociedad, mundo se escriben de la misma manera: amor.

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