jueves, 18 de enero de 2007

Padre e Hijo

Hoy vi una escena muy particular un minuto antes de tomar mi transporte para ir a trabajar. No fue algo extraño o que no hubiera visto antes, pero sinceramente había olvidado esta escena que en algún momento tuvo a mi persona como protagonista, mientras que ahora yo era el espectador.

Estaba distraído pensando en los trajines del día ciando en la vereda de enfrente vi a un padre con su hijo. Una escena así no tendría nada de particular si no fuera porque era uno de esos momentos de enseñanza en la que el hijo, sin entender demasiado, sigue las instrucciones de su padre para lograr el objetivo. Y el objetivo era nada menos que montar una bicicleta y lograr el pedaleo constante sin aterrizar dolorosamente. Y a pesar de que el artefacto de dos ruedas tenía dos ruedas mas auxiliares para evitar la caída, aquello sucedió. En un segundo, durante una bajada y sin tener conciencia de los frenos, cayó velozmente y el llanto se dejo escuchar en la esquina.

Claro que para el padre solo fue una caída mas mientras que para el hijo era una catástrofe digna de ser cubierta por la CNN. Entonces el padre se acerco, abrazo a su hijo con la típica frase: “no es nada, ya pasó”; y una gran sonrisa que me hizo sonreír a mi. Luego lo obvio, intentarlo de nuevo, el miedo a volver a caer y los brazos de papa en la espalda.

De pronto la escena se me hizo muy familiar: ¿acaso no caminamos así en esta vida? Propensos a caer; con miedo a equivocarnos; y con tropezones que nos hacen llorar y buscar los brazos de una figura paterna para correr hacia el, ver una gran sonrisa, escuchar la frase: “seguí adelante”, y seguir intentando; morir intentando.

Y de repente recordé una frase que escuche de pequeño: “siete veces cae una persona que camina en lo correcto y siete veces vuelve a levantarse porque Dios está con él”. Me hace pensar que no se puede evitar caer pero tampoco se puede evitar levantarse y seguir caminando ya sea que creas que existe un Dios o no.

No dejes de caminar y no camines solo. Después de todo, siempre hay una figura paterna dispuesta a levantarnos, ayudarnos, comprendernos y enseñarnos. Yo ya elegí a la mía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

casi lloro...it´s true! los brazos de papá siempre están and they´re amazing =)

también me acordé como fue que aprendí a andar en bicicleta sin rueditas...Estaba en lo de mis tíos en el campo y mi prima me dice "¿vamos a andar en bici?" yo le dije que si, cuando mi tío hizo unos arreglos en las cadenas y me puso arrriba, ahi me dí cuenta que no tenían rueditas, me dío un empujón en la espalda y cuando quise decir que no sabía, salí de largo andando...

a veces uno se cae y se levanta y otras es cuestión de estar atento al epujoncito que nos dá Dios...

besos!

Anxie dijo...

Muy buena reflexion, y mas el remate del final... ya sabes que yo mucho en Dios no creo y te explique mi posicion al respecto, pero coincido con vos en que siempre hay alguien que nos levanta... acordate lo que te dije la ultima vez que hablamos: siempre caigo... y estoy muy cansada de que eso pase, pero siempre hay alguien que me vuelve a levantar.
Y muy linda la imagen del padre y el hijo. Yo tambien me hubiera emocionado... y mucho... es una imagen que se ve todos los dias pero que si uno se para a mirarla mejor se da cuenta de muchas cosas.
Ademas me hubiera quedado viendola porque me sentiria reflejada en algun sentido... yo que tengo mis padres separados y que a mi viejo no lo veo tanto me hubiera acordado de muchas cosas...

Muy bueno de verdad...

Pasé...

Saludos...

Anónimo dijo...

Si tus ojos pudieron verlo, es porque esos valores estan en tí. La mayoría de la gente hubiera pasado de largo.
No importan las caídas, ni la cantidad de veces, sino que aprendes de ellas.
Excelente y emotivo